El
sabor añejo de la fotografía nos lleva a tiempos muy pasados, muy cerca de las
crónicas que Ricardo de Montis cuenta en sus escritos de los años veinte. La
fotografía tiene todo el peso de la historia, el peso de las grandes devociones
que él relata cuando se acerca la Fiesta del Carmen. Todo detallado por el ojo
analista de Montis.
En
su Camarín, la Reina del Carmen de San Cayetano, ataviada con sus mejores galas,
está preparada para la Solemne Novena del mes de Julio, novena que se celebraba
en la mañana temprano, para las gentes que se iban al campo a trabajar, y en la
tarde, para los demás que podían asistir. El altar repleto de jarras con sus
flores, sobre pedestales y paños, las luces que enmarcan el camarín y el
retablo, la cera alta y delgada, el paño del manifestador, los detalles
conventuales.
La
Virgen lleva el hábito de la Condesa, de 1918. La foto nos sitúa en los años
treinta del pasado siglo XX.
Cuando
mañana sábado día 7 comience la Novena, otra página se escribirá en la devoción
al Carmen Coronada de San Cayetano.
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