Dios te salve María Inmaculada,
la belleza de Dios esta en tu cara,
Candelaria en tu Concepción,
llena eres de Gracia.
Bendita tu eres siendo Palma y Victoria,
entre los niños hebreos,
Piedad en los Salesianos,
Caridad y Esperanza en el Realejo.
Desconsuelo en la Compañía,
Amargura Misericordiosa en el Alpargate,
Tristezas y Mayor Dolor en San Lorenzo,
Gracia y Amparo paseando por tus calles.
Relicario de Amor en San Basilio,
los Mártires y los Ángeles te veneran,
emperatriz del llanto,
Dolores en Córdoba entera.
Dulce Nombre y Buen Fin en San José,
Lágrimas y Nazarena en la Mezquita,
Encarnación y Madre del Redentor,
Alegría y Merced por Santa Marina.
Soledad en Santiago y San Cayetano,
Esperanza por el Valle trinitario,
Desamparados en tus Penas,
Trinidad, Estrella y Rocío: la Esperanza de verte por las calles cordobesas.
Y en el Compás de San Pablo,
eres Angustias, Silencio y Rosario, Madre de Dios sin manchas.
Ruega por tu Córdoba Cofrade,
Paz y Esperanza.
Ahora, en la estación de cada día,
y en la hora en que tu hijo nos reclame,
para la Córdoba del cielo,
Señora que Dios Te Salve.
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