28 de enero de 2013

Última Ofrenda de Plata


Si blanco era el cielo que ayer cubrió a Córdoba y blanca era la cal que dominaba la plaza de Capuchinos, blanco era también el faro de luz de la iglesia del Santo Ángel, llena ayer como no se recordaba desde hacía muchos años. Blanco que brillaba y deslumbraba desde antes de empezar la ceremonia, blanco que lucía más que el oro, porque la plata le había ganado la partida...(Pinche LEER MÁS...para ver la noticia completa) 


No era coronación ni había decreto de obispo o de Papa ordenándola, ni la cofradía utilizó la palabra, pero había en el aire un ambiente de culminación, de la emoción que precede a un momento en que una imagen devocional vuelve a consagrarse ante una gran familia de fieles. No era el estreno de una corona.
Al pie del altar, accesible como un Viernes de Dolores en besamanos, esperaba la Virgen de la Paz el gran momento, vestida con la saya de salida bordada en plata que estrenó en 2009, y un manto pequeño liso, también de un blanco inmaculado y radiante. Blanca también era la leve toca sobremanto y blanco el tul del tocado, sobre el que lucían las primeras ofrendas que su cofradía le había preparado.
En el pecho llevaba ya el puñal de plata en su color con brillantería fina cuatro brillantes y una cruz pectoral, todos con piedras de aguamarina, en un color azul celeste casi transparente. En la mano derecha, la rama de olivo, inseparable desde hace años y símbolo de la Paz, y colgando un rosario que se ha elaborado a partir de un collar de perlas. La imagen esperaba el gran momento tocada con una diadema. Al ofertorio llegó el momento más emocionante. Muchos de los presentes no pudieron esperar y se levantaron para ver la corona que se iba a imponer a la Virgen de la Paz. Jesús de Julián, autor del diseño del palio que se estrenó el año pasado, había dibujado la pieza que se encargó de cincelar, también en plata en su color, el orfebre cordobés Emilio León, y que es donación de un hermano.
El capuchino Antonio Lafuente, consiliario de la corporación, bendijo la nueva presea, que se impuso en las sienes de la imagen y que desató gran emoción en todo el templo. Al término de la misa, los hermanos y devotos que así lo quisieron se acercaron a besar la mano de María Santísima de la Paz y Esperanza, aunque su besamanos seguirá siendo, como es tradicional el Viernes de Dolores.

Besamanos extraordinario

Era el tiempo para comentar los detalles de una pieza de gran tamaño, aunque con un diseño y una ejecución de notable liviandad, lo que no permite que no «pese» en el impacto visual. Las piedras de aguamarina, presentes en la cruz que culminaba el conjunto y en las doce estrellas, «rompían» ligeramente el dominio de la plata. Un medallón con la Coronación de la Virgen y una paloma alusiva al Espíritu Santo eran, junto al escudo, los únicos motivos iconográficos de una pieza marcada por los menudos elementos vegetales, singularmente guirnaldas.
Termina así la cofradía de la Paz de «vestir» a su Virgen de plata, en un proceso que empezó con el manto y la saya en 2009 y siguió el año pasado con el estreno del techo de palio y bambalinas, todo ello bordado en hilo de plata. En Capuchinos, desde ahora más que nunca, no hay ningún metal que brille con más fuerza y belleza que la plata.
Fuente: ABC Córdoba

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