Una vez que van pasando los días, es momento para ir recordando todo lo que hemos vivido en la Coronación de la Reina del Carmen de San Cayetano y compartir con los demás lo que sólo pudimos unos cuantos de hermanos y devotos.
Al llegar en las primeras horas del día 11 de Mayo la Venerada Imagen de Nuestra Madre del Carmen a la Santa Iglesia Catedral y quedar entronizada en el Presbiterio, comenzó a desalojarse el interior y dar inicio al protocolo para bajar a Nuestra Señora y prepararla con sus mejores galas para la celebración del Solemne Pontifical de la Coronación del día 12. El Cabildo de la Catedral autorizó para que la Venerada Imagen del Carmen pudiera ser vestida con su nuevo hábito de Coronación en la Sala del Tesoro, Capilla de Santa Teresa de Jesús, hija predilecta del Carmelo. De una parte, la Custodia de Arfe, de otra, presidiendo en su retablo, la imagen de Santa Teresa de José de Mora. Madre e hija se encontraban en este espacio único del mejor barroco andaluz. En el centro, sobre una alfombra, la Joya Principal de la Catedral en esos dos días, en torno a la cual giró toda la vida de la Iglesia Diocesana de Córdoba, la Madre y Reina del Carmelo. El mismo tesoro que albergó las valiosas coronas de la celebración.
Una escena única, irrepetible, que permanecerá en la memoria de todos los que aquella noche tuvimos el privilegio de pasarla en vela junto a Ella, agradeciendo a su vestidor, D. Manuel Jiménez, los innumerables detalles de cariño y devoción plena hacia la Reina y Hermosura del Carmelo.
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